El Consejo Federal de la Ciencia y la Tecnología financió proyecto turístico en Tierra del Fuego que permite un mejor aprovechamiento del atractivo paisajístico de la zona, a la vez que favorece la conservación.
Ushuaia es un centro industrial y portuario, pero su ubicación a orillas del canal Beagle, bosques subantárticos y montes circundantes, ganó un sitio entre los lugares de mayor belleza natural e instaló a la ciudad más austral entre los principales destinos vacacionales del mundo.
Miles de personas la visitan anualmente para recorrer sus paisajes, disfrutar de la gastronomía y la hospitalidad local, por lo que el turismo constituye un ingreso económico fundamental para la provincia.
En 2012, un equipo conformado por miembros de la Secretaría de Ambiente de la Provincia, la Universidad Nacional de la Patagonia "San Juan Bosco" (UNP), el Instituto Fueguino de Turismo (InFueTur), la actual Asociación de Profesionales en Turismo de Tierra del Fuego, Parques Nacionales y la Municipalidad de Ushuaia, recurrió a la línea de Apoyo Tecnológico al Sector Turístico (ASETUR) del Consejo Federal de la Ciencia y la Tecnología (COFECYT) para acondicionar un sendero con gran afluencia de caminantes y casi nula señalización, lo que facilitaba el extravío de viajeros junto a la prematura degradación del suelo y la flora silvestre.
La herramienta de financiamiento ASETUR otorga aportes no reembolsables (ANR) a proyectos turísticos que requieran innovación tecnológica para responder a una demanda existente o mejorar la oferta de servicios disponibles en aquellos centros regionales definidos como prioritarios en cada jurisdicción.
En esta oportunidad, el COFECYT sufragó el 70% de los 317.540 pesos que totalizaron la obra, mientras las demás instituciones aportaron recursos humanos, servicios de consultoría, materiales e insumos en contraparte.
“Al hacer una evaluación de las huellas y senderos detectamos que el de Laguna Esmeralda era el que requería atención urgente, porque los otros se usaban menos, eran más largos, estaban más lejos, tenían otro grado de dificultad.
Lo que nosotros veíamos era que se utilizaba con mayor asiduidad y no tenía ningún tipo de intervención, excepto algunas espontáneas y muy precarias.
Además, se ocasionaba mucho pisoteo sobre terreno bastante sensible, como lo es la superficie de las turberas”, recuerda la guía María Laura Borla, una de las referentes del proyecto e integrante de la Asociación de Profesionales en Turismo.
Las turberas son depresiones en cuencas lacustres generalmente de origen glaciar, donde se deposita material orgánico descompuesto por acción del agua.
Desempeñan un rol clave en los ecosistemas porque colaboran al desarrollo vegetal y la proliferación de la fauna, ya que brindan condiciones propicias para la reproducción de numerosas especies aviares.
Adicionalmente, las turberas acumulan la lluvia en épocas invernales y la drenan lentamente al suelo en tiempos de sequía, de manera tal que regulan procesos hidrológicos y erosivos.
Estudios revelaron que retienen metales pesados y otros elementos tóxicos, aunque destacan por la capacidad para secuestrar carbono (CO2) de la atmósfera, lo que contribuye a mitigar el cambio climático.
Si bien las turberas cubren sólo el 3% de la superficie del planeta, contienen el doble de carbono que la biomasa forestal mundial.
No obstante, la acción del hombre sobre ellas puede revertir el proceso y regresar el químico al ambiente en forma de gas.
Por esa razón, la Organización de Naciones Unidas (ONU) elaboró, en 1971 la denominada Convención de Ramsar, con el objetivo de resguardar los humedales.
Tierra del Fuego posee más del 95% de las turberas del país, principalmente en los valles del sur de Isla Grande y la Isla de los Estados.
Los especialistas indican que la acción erosiva de los glaciares y el clima produjeron estas fosas en un periodo comprendido entre 18.000 y 11.500 años atrás; en consecuencia, su análisis proporciona datos relativos a las condiciones ambientales y climáticas de la región a lo largo del tiempo.
Para evitar el deterioro de zonas particularmente blandas se confeccionaron una serie de planchadas. Al respecto, Borla explica: “Son similares a puentes, pero más cortos y económicos.
No cubren la totalidad del terreno, pero protegen algunos puntos específicos y dan una orientación general al paseante.
Aparte, hay que destacar que los carteles y los materiales para acondicionar el circuito fueron transportados a hombro”.
Las correcciones del sendero original junto con la instalación de las señalizaciones contaron con el asesoramiento de expertos, en función de las complejidades del camino y las partes inundables como consecuencia de los diques construidos por castores.
“Al no tener indicaciones, analizamos los tramos que necesitaban alguna modificación, como lugares muy barrosos que la gente por esquivarlos se alejaba y se perdía y tuvimos en cuenta, también a los castores, con una persona que nos indicó los cursos de agua potencialmente elegibles por estos animales”, recordó la guía nacional de Turismo.
“Las tareas comenzaron en octubre, con una etapa diagnóstica en base a trabajos que realizó la UNP, y luego las obras en el terreno, que debimos hacer al año siguiente con un ´impasse´ entre mayo y finales de septiembre por la temporada de nieve.
Pero se respetaron los 12 meses de ejecución que estaban previstos”, agregó Borla.
En ese tiempo se confeccionaron estacas, planchadas, cartelería y señalética coherente con otros senderos de la provincia, luego se limpió la zona a intervenir, sin descuidar efectos en los suelos producto de drenajes, endurecedores y estabilizadores.
El recorrido hasta Laguna Esmeralda integra la oferta turística de Ushuaia, tras haberse capacitado a informantes turísticos, operadores, agencias de viajes, guías, organizadores de actividades de senderismo en general, y a los propios residentes de Tierra del Fuego que lo transitan con asiduidad, en especial, con fines recreativos.
Para acompañar este desarrollo, el INFUETUR entrega folletos alusivos y ofrece servicios de GPS para quienes usen el camino.
A propósito del impacto social y económico del proyecto, Borla señala: “el sendero es totalmente gratuito porque se establece sobre tierras fiscales, pero sabemos de personas que han prolongado la estadía para visitar la laguna.
Por lo tanto, no sólo mejora la calidad de vida de los vecinos sino que también es una propuesta distinta que se suma al paquete turístico clásico que ofrece la provincia”.
MINCyT
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